Mi historia en Santo Tomás comenzó en el año 2005, hace ya 18 años. Llegué a la institución a la sede de Los Ángeles, mi ciudad natal, donde viví y crecí. En Los Ángeles, pasé más de 10 años desempeñando distintos roles administrativos, hasta llegar a ser Directora de Administración y Operaciones. Posteriormente, tuve la oportunidad de llevar a cabo este cargo en otras sedes de Santo Tomás.
En cuanto a mi formación, estudié Contador Auditor en la Universidad de Concepción. Este paso fue significativo, ya que me permitió presenciar el impacto que tuvo Santo Tomás en mi ciudad natal. En ese entonces, solo existía la Universidad de Concepción y otras instituciones técnicas en el ámbito educativo. Para los jóvenes que no tenían la posibilidad de irse a otras ciudades, la Universidad de Concepción era la principal alternativa. Fue en 2002 cuando Santo Tomás, con su Instituto Profesional y Centro de Formación Técnica, se convirtió en un pionero en Los Ángeles, abriendo nuevas oportunidades para los estudiantes de la zona.
Mi ingreso a Santo Tomás como colaboradora se concretó en 2005, inicialmente como Asistente Contable. Después de tres meses, asumí la contabilidad de la sede. En este periodo, uno de los hitos más importantes fue la construcción del segundo edificio corporativo en 2004. Recuerdo con gratitud el momento en que fui elegida para colocar las monedas fundacionales en los cimientos de esta nueva etapa del edificio de Los Ángeles.
A lo largo de estos 18 años, he tenido la oportunidad de trabajar en distintas sedes de Santo Tomás, desde Los Ángeles hasta la Serena y Antofagasta. Lo que más destaco es el valor y la dedicación de las personas que forman parte de esta institución. Esta conexión se siente en todos los equipos de trabajo, desde el nivel central hasta el nivel de las sedes. Compartimos valores y un sentido de pertenencia que trasciende las barreras institucionales.
Como equipo, observamos a Santo Tomás como una institución sólida, con profesionales altamente competentes en todos los niveles. Sentimos que estamos en el camino de dejar una huella significativa en la educación y la formación de nuestros estudiantes. El impacto que vemos en sus vidas es invaluable y nos llena de satisfacción como equipo.
Una de las características más distintivas de Santo Tomás es la cultura de apoyo y contención hacia los estudiantes. Esta cercanía y familiaridad se refleja en cada colaborador, desde los auxiliares de aseo hasta los guardias. Los estudiantes encuentran en la institución un lugar donde pueden acudir en busca de ayuda y orientación, incluso cuando se trata de asuntos que van más allá de lo académico.
Personalmente, Santo Tomás ha sido una institución que me ha brindado la oportunidad de desplegar mis talentos y habilidades al máximo. No solo como profesional, sino también como madre y esposa. Aquí he encontrado un equilibrio entre mi vida personal y profesional, lo cual no siempre es fácil de lograr en otros lugares. Además, me desafían constantemente, lo cual me motiva a crecer y superarme cada día.
En resumen, Santo Tomás no es solo una institución educativa, sino un espacio donde se crean oportunidades y se fomenta el crecimiento personal y profesional de cada individuo. Es un lugar donde se trascienden límites y se generan impactos que perduran en el tiempo. Estoy agradecida de formar parte de esta gran familia y de contribuir a la formación de futuros profesionales.