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Soñar

Titulada de Técnico en Trabajo Social, Instituto Profesional Santo Tomás, sede Ovalle

Titulada de Servicio Social, Instituto Profesional Santo Tomás, sede Ovalle

Egresada del Programa Licenciatura en Trabajo Social, Universidad Santo Tomás, sede La Serena

Soñar

ANTES DE ENTRAR A ESTUDIAR, YO LE APORTABA CON 30 MIL PESOS A MI MAMÁ. CUANDO DECIDÍ HACERLO, LE DIJE: -QUIERO ESTUDIAR, ESTO SIGNIFICA QUE ESOS 30 MIL, AHORA NECESITO QUE TÚ ME LOS DES A MÍ-, FUE SÚPER DIFÍCIL, PERO LUCHAMOS Y LO LOGRAMOS. EN SANTO TOMÁS ME VOLQUÉ A LA VIDA ESTUDIANTIL Y LA SEDE SE TRANSFORMÓ EN MI CASA; PARTICIPÉ EN LOS VOLUNTARIADOS, GENERÉ VÍNCULOS CON EL EQUIPO DE PROFESORES, CON LA DAE, CON LOS DISTINTOS PROYECTOS Y EN 2019 ME DIERON EL PREMIO SELLO.

ANTES DE ENTRAR A ESTUDIAR, YO LE APORTABA CON 30 MIL PESOS A MI MAMÁ. CUANDO DECIDÍ HACERLO, LE DIJE: -QUIERO ESTUDIAR, ESTO SIGNIFICA QUE ESOS 30 MIL, AHORA NECESITO QUE TÚ ME LOS DES A MÍ-, FUE SÚPER DIFÍCIL, PERO LUCHAMOS Y LO LOGRAMOS. EN SANTO TOMÁS ME VOLQUÉ A LA VIDA ESTUDIANTIL Y LA SEDE SE TRANSFORMÓ EN MI CASA;

Continué mis estudios en la Universidad y aún después de titulada, seguí teniendo apoyo; ya no era la alumna en práctica que estaba haciendo un informe para el tribunal, ahora era la profesional que tenía que firmar y que se hacía responsable de lo que decía. Al principio llamaba a mis profesores y me daban consejos; la vinculación con los docentes siempre fue más allá de una preparación académica y hasta el día de hoy están disponibles si los necesitamos.

PARTICIPÉ EN LOS VOLUNTARIADOS, GENERÉ VÍNCULOS CON EL EQUIPO DE PROFESORES, CON LA DAE, CON LOS DISTINTOS PROYECTOS Y EN 2019 ME DIERON EL PREMIO SELLO.

La universidad ha demostrado con hechos su compromiso con los valores que profesa

Soy de Ovalle y actualmente trabajo en un colegio particular subvencionado de una fundación con un fuerte sello católico, que curiosamente fue el colegio de mi infancia. Mi trayectoria educativa ha tenido sus giros, ya que inicialmente me cambié a un colegio técnico, donde obtuve mi título como técnico en atención de párvulo. Con ese título, trabajé dos años en colegios con un enfoque similar, primero como asistente de aula y luego en el área de pastoral de mi colegio soñado.

Sin embargo, surgió un dilema. A pesar de mi vínculo significativo con los alumnos y mis ideas innovadoras en el área pastoral, sentí un sesgo debido a la falta de un título profesional. Esto me llevó a cuestionarme y a plantear la posibilidad de retomar mis estudios. La situación económica de mi familia no permitía fácilmente esta decisión, ya que yo aportaba económicamente en ese momento.

Después de una franca conversación con mi familia sobre la importancia de contar con un título, decidí luchar por becas y comenzar mis estudios. En 2018, inicié mi formación en técnico en trabajo social, ya que la carrera completa no estaba disponible. A medida que avanzaba, establecí vínculos fuertes con el equipo de profesores, participé en proyectos y fortalecí el área de Desarrollo de Asistencia Estudiantil (DAE). Santo Tomás se convirtió en mi hogar durante el año 2018; vivía y respiraba la universidad.

El 2019 fue un año crucial, ya que gané el premio sello, fortaleciendo aún más mi conexión con la institución. Participamos activamente en voluntariados y generé numerosos vínculos. Sin embargo, la pandemia trajo nuevos desafíos. Para realizar mis prácticas, me involucré en el sistema residencial de Ovalle, donde enfrenté grandes experiencias laborales y desafíos significativos. Esta etapa me preparó para la transición de alumna en práctica a profesional responsable, firmando y asumiendo la responsabilidad de mis decisiones.

Tras defender mi tesis, decidí dar un paso más y continuar mis estudios. A pesar de los desafíos económicos y la necesidad de independizarme, decidí estudiar el licenciado en trabajo social en la ciudad de La Serena. Durante este proceso, encontré un valioso apoyo en mis profesores, quienes no solo se limitaron a la preparación académica sino que también me ofrecieron orientación práctica sobre el desarrollo profesional en distintas áreas.

La relación con los docentes en Santo Tomás fue más allá de la academia; fue un vínculo que continuó incluso después de graduarme. Siempre recibía consejos, sugerencias y el respaldo necesario para afrontar el mundo laboral como profesional. La universidad no solo se enfocó en prepararnos académicamente, sino que también nos brindó herramientas informales, como el contacto a través de mensajes de WhatsApp, para continuar con el perfeccionamiento y la conexión con la red de egresados.

La experiencia en Santo Tomás no solo ha sido una formación académica; ha sido un camino de desarrollo personal y profesional. La universidad ha demostrado con hechos su compromiso con los valores que profesa, yendo más allá de la preparación académica para apoyar a los alumnos en su crecimiento integral. La institución ha sabido demostrar al mundo que es posible construir un equipo que respalde a los estudiantes más allá de la formación académica, reafirmando así sus valores y su misión. En Santo Tomás, la confianza en los alumnos se traduce en acciones concretas que respaldan su desarrollo integral.

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Antes de entrar a estudiar, yo le aportaba con 30 mil pesos a mi mamá. cuando decidí hacerlo, le dije: -quiero estudiar, esto significa que esos 30 mil, ahora necesito que tú me los des a mí-, fue súper difícil, pero luchamos y lo logramos. En Santo Tomás me volqué a la vida estudiantil y la sede se transformó en mi casa; participé en los voluntariados, generé vínculos con el equipo de profesores, con la dae, con los distintos proyectos y en 2019 me dieron el premio sello.
Nayareth Olavarría

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