Trabajé durante 35 años en la Universidad Santo Tomás, los cuales me permitieron ser testigo del nacimiento y crecimiento de esta prestigiosa institución. Comencé como Secretario de Estudios y culminé los últimos dos decenios como Secretario General de todas las entidades vinculadas a Santo Tomás.
La verdad es que, aunque oficialmente cumplió 40 años, la historia de Santo Tomás se remonta a 48 años atrás, cuando Gerardo Rocha creó instituciones colaboradoras con la Función Educativa del Estado, como CIDEC, PROPAM e ICET, además del organismo internacional Gastonia College.
En la década de 1980, durante el gobierno militar, se dictaron decretos fundamentales que dieron forma a la educación superior privada. Me encontré liderando el proyecto PROPAM, que enfrentó desafíos notables debido a la resistencia para reconocer a los Técnicos en Enfermería y otras carreras. La creación del Instituto Profesional Santo Tomás fue un hito, consolidando nuestra identidad y propósito educativo.
La lucha por la autorización de la Universidad Santo Tomás también tuvo sus obstáculos. Los institutos profesionales y universidades requerían aprobación del Ministerio del Interior antes de recibir reconocimiento educativo. Fue una época de esfuerzo, donde entidades examinadoras autónomas o estatales avalaron nuestras carreras.
Gerardo Rocha, el motor y creador de esta institución, destacó la importancia de los adultos mayores en la sociedad, otorgándoles un papel vital en los inicios de Santo Tomás. Personalidades como Luis Capurro, Arturo Aldunate Phillips, el doctor Armas Cruz, Grete Mostny y Carlos Mercado Schüler jugaron un papel fundamental.
La grandeza de Santo Tomás no se limita a sus 40 años oficiales; ha crecido y se ha consolidado en más de 30 instituciones en todo el país. El proyecto se concibió con amor y compromiso, con personas que contribuyeron con entusiasmo, incluso recibiendo gestos de gratitud no materiales.
La marca Santo Tomás unificó CIDEC, PROPAM e ICET, transformándose en un referente educativo a nivel nacional e internacional. Su crecimiento y posicionamiento en el mercado educativo son notables, gracias a proyectos como la colaboración con China y la iniciativa Icusta.
Creo en la providencia divina, y en Santo Tomás, veo una fuerza superior que impulsa este proyecto. La colaboración con destacadas personalidades como Don Juan Gómez Millas y Don Jorge Millas, junto a figuras eclesiásticas, ha enriquecido nuestra trayectoria.
Los actuales directivos de Santo Tomás están llevando adelante el proyecto con dedicación y energía, asegurando su continuo crecimiento. La fuerza de los alumnos es innegable; ellos eligen Santo Tomás por algo especial: un ambiente rico, familiar y lleno de amor.
En estos 40 años (48 en realidad), la universidad se ha fortalecido gracias a la calidad de sus alumnos y al apoyo inquebrantable de aquellos que han contribuido a esta grandiosa institución. Alcanzar el título número 40,000 fue una de las muchas satisfacciones que experimenté, firmando cada título con la convicción de que cada alumno es un potencial único.
A los estudiantes que ingresan hoy, les diría que el camino no es fácil, pero al final, el éxito personal, familiar y su aporte a la sociedad valdrán la pena. Ustedes llevan consigo los valores de Santo Tomás para ser no solo profesionales destacados, sino también individuos éticos y exitosos en todos los ámbitos de la vida.