Mi vínculo con Santo Tomás se remonta a sus días como Cidec y Propam en la década de los ochenta. Ingresé a la institución como docente de la carrera de técnico en educación parvularia, ya que mi formación es como educadora de párvulos. Mi experiencia como docente se extendió por un período considerable.
La transición de Cidec y Propam hacia la unificación de Santo Tomás fue un anhelo compartido por muchos de nosotros que trabajábamos en ambas instituciones. La fusión no solo resultó ser un éxito a nivel institucional y profesional, sino que también tuvo un impacto muy positivo en la comunidad. Fue una decisión acertada que contribuyó significativamente al desarrollo de la institución.
Desde sus inicios, los valores de Santo Tomás han estado claramente definidos, lo que ha facilitado su integración en todos los niveles de la comunidad educativa. Estos valores se han trabajado de manera transversal, siendo aplicables tanto a estudiantes como a docentes y personal administrativo. Esta característica distintiva ha contribuido a la identidad de Santo Tomás y lo diferencia positivamente de otras instituciones.
El proceso de acreditación ha sido una parte fundamental de la evolución de la institución. La obtención de la autonomía marcó un hito importante, liberándonos de la dependencia del Ministerio de Educación y permitiéndonos avanzar hacia niveles más altos de desarrollo. La acreditación, aunque exigente, se ha abordado como un trabajo en equipo, involucrando a docentes, alumnos, jefes de carrera y dirección académica.
El impacto de Santo Tomás en la sexta región es notable y ha sido así desde siempre. La institución se ha comprometido activamente con la comunidad, participando en temas críticos para la región y siendo reconocida como un aporte significativo tanto a nivel regional como nacional. La diversidad de estudiantes provenientes de todas las comunas de la región refleja la relevancia y alcance de Santo Tomás.
En términos de logros significativos, dos hitos resaltan en mi memoria. Primero, la construcción del nuevo edificio, un salto cuantitativo que aumentó significativamente la capacidad de la institución y consolidó su prestigio en la región. El segundo hito, más reciente, fue el manejo exitoso de la transición a la educación virtual durante la pandemia. Este período desafiante destacó el compromiso y la disposición de profesores, administrativos y estudiantes para adaptarse rápidamente a las nuevas circunstancias y garantizar la continuidad del desarrollo académico.
En resumen, mi experiencia en Santo Tomás ha sido testigo de transformaciones significativas y logros notables. Como educadora, me enorgullece ser parte de una institución comprometida con la excelencia académica, la formación integral y el servicio a la comunidad. Estoy emocionada por el futuro y los desafíos que seguirán consolidando a Santo Tomás como un referente en la educación superior.