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Profesora de chino mandarín, Instituto Confucio, sede Viña del Mar

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EL INSTITUTO CONFUCIO SE FUNDÓ EN EL AÑO 2007, EN VIÑA DEL MAR, Y AHÍ COMENZÓ UN CONVENIO DE COLABORACIÓN CON LA UNIVERSIDAD DE ANHUI, EN CHINA. HAY MUCHOS VOLUNTARIOS QUE ESTÁN INTERESADOS EN TRABAJAR CON EL INSTITUTO CONFUCIO, ES UN TRABAJO INTERESANTE QUE TIENE MUCHO SIGNIFICADO, NO SOLO ENSEÑAR EL CHINO MANDARÍN SINO TAMBIÉN NUESTRA CULTURA MILENARIA. SIN EMBARGO, A NOSOTROS TAMBIÉN NOS MOTIVA VINCULARNOS CON LAS COMUNIDADES, CONOCER BIEN LA CULTURA DE CHILE Y DE LOS OTROS PAÍSES EN LOS QUE ESTAMOS PRESENTES.

EL INSTITUTO CONFUCIO SE FUNDÓ EN EL AÑO 2007, EN VIÑA DEL MAR, Y AHÍ COMENZÓ UN CONVENIO DE COLABORACIÓN CON LA UNIVERSIDAD DE ANHUI, EN CHINA. HAY MUCHOS VOLUNTARIOS QUE ESTÁN INTERESADOS EN TRABAJAR CON EL INSTITUTO CONFUCIO, ES UN TRABAJO INTERESANTE QUE TIENE MUCHO SIGNIFICADO, NO SOLO ENSEÑAR EL CHINO MANDARÍN SINO TAMBIÉN NUESTRA CULTURA MILENARIA.

Lo más importante es que yo he visto a muchos alumnos que han transformado su vida a través del aprendizaje de chino mandarín y varios de ellos son alumnos chilenos que habían estudiado en China por la beca de Santo Tomás.

SIN EMBARGO, A NOSOTROS TAMBIÉN NOS MOTIVA VINCULARNOS CON LAS COMUNIDADES, CONOCER BIEN LA CULTURA DE CHILE Y DE LOS OTROS PAÍSES EN LOS QUE ESTAMOS PRESENTES.

Esta oportunidad me permite interactuar con personas de diferentes lugares de Chile

Quiero compartirles un poco de mi experiencia en Chile como profesora de chino mandarín en la Universidad Santo Tomás. Hay varios motivos que me llevaron a tomar esta decisión. En primer lugar, mi carrera se centra en la enseñanza internacional de chino mandarín, y quería profundizar en ella, adquirir más experiencia enseñando este fascinante idioma a los chilenos. En segundo lugar, mi universidad, la Universidad de Anhui, tiene un convenio con Santo Tomás, y debido a mi experiencia previa en Chile, fui seleccionada para trabajar aquí.

Además, me encanta la enseñanza de chino mandarín a los extranjeros, especialmente a los chilenos. Esta oportunidad me permite interactuar con personas de diferentes lugares de Chile, conocer su cultura, su comida y disfrutar del clima tan agradable que ofrece este país. Desde que llegué, me he enamorado de la diversidad y la calidez de Chile.

Mi conexión con la Universidad Santo Tomás se estableció a través del Instituto Confucio, fundado en 2007, en colaboración con la Universidad de Anhui. En este instituto, no solo nos dedicamos a la enseñanza del idioma chino mandarín, sino que también organizamos diversas actividades para difundir la rica cultura china y acercar a la gente a nuestra milenaria historia.

Mis recuerdos más preciados están vinculados a los estudiantes chilenos. Cuando trabajaba como voluntaria, me sorprendió la dedicación y el empeño de los alumnos, quienes, a pesar de sus ocupadas vidas, siempre asistían a clases y cumplían con sus tareas. He sido testigo de muchos casos en los que los estudiantes han transformado sus vidas a través del aprendizaje del chino mandarín.

Recuerdo con especial cariño el caso de un alumno en 2017 que, gracias al conocimiento adquirido, solicitó con éxito una beca para estudiar en China. Hoy en día, se ha convertido en profesor del Instituto Confucio. Debido a la pandemia, China no ha podido enviar muchos profesores a Chile, así que hemos contratado a 20-30 profesores locales, algunos de los cuales estudiaron en China gracias a becas.

Es gratificante ver cómo los alumnos de mi carrera, dedicada a la enseñanza internacional de chino mandarín, encuentran oportunidades para trabajar y adquirir experiencia a través del Instituto Confucio. Esta labor va más allá de enseñar el idioma; implica conectar con la comunidad, fomentar el diálogo intercultural y ofrecer una comprensión detallada de la cultura china. Es un trabajo fascinante y significativo, que va más allá de las aulas y contribuye al enriquecimiento mutuo de ambas culturas.

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El instituto Confucio se fundó en el año 2007, en Viña del Mar, y ahí comenzó un convenio de colaboración con la Universidad de Anhui, en China. Hay muchos voluntarios que están interesados en trabajar con el instituto Confucio, es un trabajo interesante que tiene mucho significado, no solo enseñar el chino mandarín sino también nuestra cultura milenaria. Sin embargo, a nosotros también nos motiva vincularnos con las comunidades, conocer bien la cultura de Chile y de los otros países en los que estamos presentes.
Sun Jiaqi

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