En medio de la evolución progresiva de las universidades y su reconocimiento creciente por parte de la sociedad, asumo el papel de directora independiente. Como alguien no vinculada a la historia de la propiedad de las instituciones, mi enfoque se centra en el futuro, en garantizar que la institución cumpla con las normas y regulaciones del país, abordando aspectos cruciales como el compliance y la auditoría.
Durante los últimos cuatro años, hemos presenciado la transformación de la institución para adaptarse a la nueva realidad de la educación superior en Chile. La obtención de acreditaciones es crucial, ya que nos permite ofrecer una educación completamente gratuita, siguiendo los estándares establecidos por Chile para instituciones acreditadas por más de cuatro años.
Las instituciones educativas siempre enfrentan la dualidad de cumplir con las exigencias de la autoridad y, al mismo tiempo, destacar con sus propias marcas distintivas. En el caso de Santo Tomás, hemos buscado cumplir con los marcos regulatorios mientras entregamos una educación adaptada a los desafíos específicos que enfrentan los jóvenes que eligen estudiar aquí.
La pertinencia local es un aspecto crucial que Santo Tomás aborda con maestría. Desde las etapas iniciales de la formación, los profesionales están inmersos en la práctica, reconociendo la importancia de entender las realidades locales. La filosofía de la institución se refleja en la idea de que cualquier persona puede salir adelante con esfuerzo y trabajo, sin restricciones, y que estamos aquí para ayudar en ese camino.
La pandemia nos ha desafiado a adaptarnos rápidamente, especialmente en asegurar la conectividad de los alumnos. Entendemos que somos una institución que abarca territorios muy diversos en Chile, con condiciones de estudio desiguales, y hemos respondido con medidas como las bolsas de minutos para garantizar la conexión de todos los estudiantes.
Con más de 40 años de trayectoria, Santo Tomás se destaca no solo por su tradición, sino por su agilidad e innovación. Mi experiencia al recorrer diversas sedes me ha permitido apreciar la relación humana entre las autoridades, los profesores y los alumnos. La institución se preocupa verdaderamente por cada persona, con una visión que equilibra la grandeza de la institución con una preocupación individual por cada estudiante.
Como miembro de la junta directiva, percibo el desafío y la responsabilidad de ser parte de una institución que puede cambiar la vida de 90,000 jóvenes. Este compromiso es más significativo en un contexto en el que la educación superior es accesible para quienes, hace unas décadas, no podían acceder. La creación de cambios en las trayectorias de vida, la mejora de comunidades y la búsqueda de un bienestar más amplio son metas que nos motivan profundamente.
El lanzamiento de Santo Tomás Online marca un nuevo capítulo, reconociendo la importancia creciente de la educación en línea. Además, estamos dedicados a desarrollar metodologías y enfoques pedagógicos que fomenten el interés de los jóvenes en el aprendizaje y la resolución de problemas.
El futuro de la formación superior plantea desafíos en la flexibilidad de las formas de aprender y en los tiempos de aprendizaje, con la certeza de que la educación es un proceso que se extiende a lo largo de toda la vida. Mi experiencia en Santo Tomás me ha permitido sumergirme en la realidad de los jóvenes, comprendiendo el desafío de pasar de 100,000 a 1,200,000 estudiantes en educación superior en 30 años.
Estar en una institución de esta envergadura, con su complejidad y compromiso, ha sido una experiencia gratificante en estos cuatro años. Ver cómo la universidad avanza y se fortalece en indicadores institucionales mientras se vuelve más atractiva para estudiantes y profesionales en el mundo laboral es un testimonio del espíritu, la fuerza y el compromiso de todas las personas que contribuyen a esta gran institución. En cada sede, la atención, las ganas de responder y el cuidado de los espacios son evidentes, creando una sensación de hogar para quienes trabajan y estudian aquí. Como tomasina, estoy comprometida con la vocación de Santo Tomás de cuidar, formar y elevar a cada estudiante hacia nuevos horizontes, y esa percepción de que esta institución es realmente su casa es algo que me llena de orgullo y entusiasmo.