Todo comenzó cuando participé en un proyecto enfocado en el sector salmonero y la pesca artesanal, donde tuve la oportunidad de conocer a Santo Tomás y su compromiso con la formación de competencias de empleabilidad. En la sede de Puerto Montt, donde actualmente me desempeño, impartimos cuatro carreras cruciales para la región: ingeniería en administración, técnico en administración, contador auditor y gestión pública.
La región de los Lagos es la segunda región exportadora del país después de la minería, lo que destaca la importancia de formar profesionales capacitados para contribuir al desarrollo económico. En nuestra área de administración, más del 60% de nuestros estudiantes trabajan mientras estudian, lo que refleja el deseo de mejorar sus oportunidades laborales, y este es nuestro principal desafío.
Una anécdota reciente ilustra el impacto positivo que buscamos lograr en la vida de nuestros estudiantes. Una alumna, cuya ceremonia de titulación fue en enero, trabajaba realizando labores de aseo en Carabineros de Chile. Después de dar su examen de título, fue contratada como administrativa a partir del 1º de septiembre, demostrando el éxito de nuestro enfoque en mejorar las oportunidades laborales de nuestros graduados.
En nuestra sede, la conexión con los estudiantes se establece en dos momentos clave: las salas de clases y las supervisiones de práctica. La interacción directa con los estudiantes nos permite conocer sus fortalezas, debilidades y áreas de mejora. Trabajamos en estrecha colaboración con empresas y profesionales que supervisan las prácticas para asegurarnos de que nuestros estudiantes estén bien preparados y puedan destacarse en su entorno laboral.
Mi experiencia en Santo Tomás ha sido gratificante porque me ha permitido vivir mi vocación y tener un impacto significativo en la vida de los estudiantes. La formación de los jóvenes ha sido mi pasión desde joven, y ser parte de esta institución me brinda la oportunidad de intervenir positivamente en sus vidas. Cada encuentro con un exalumno en la calle, cada saludo y cada relato de sus logros me llenan de felicidad.
La diversidad de nuestros estudiantes es evidente, ya que muchos de ellos ingresan después de haber tenido experiencias laborales y a menudo son mayores. El desafío radica en trabajar con cada individuo para fortalecer su autoestima, motivarlos a lo largo de los cuatro años de estudio y empoderarlos para enfrentar el mundo laboral con confianza.
Como líder del área, mi principal desafío es formar un equipo de trabajo cohesionado y altamente motivado. Con dos jefes de carrera y dos coordinadores, supervisamos a 35 docentes responsables de la formación de casi 700 estudiantes. Mantener la motivación y el espíritu de equipo es esencial, y cada miembro de mi equipo comparte la misma pasión por la formación de los estudiantes.
Cada nueva generación de estudiantes representa un nuevo desafío, y la pandemia ha añadido complejidad a nuestra tarea, especialmente con la transición a la formación en línea. Sin embargo, hemos demostrado estar a la altura de los desafíos, trabajando incansablemente para resolver problemas y brindar el mejor apoyo posible a nuestros estudiantes.
Además, durante los últimos 10 años, hemos estado trabajando en la internacionalización de nuestros estudiantes. Hemos establecido colaboraciones con instituciones educativas destacadas, como el Tecnológico de Monterrey, y hemos enviado a nuestros estudiantes al extranjero para aprender sobre emprendimiento e innovación. Actualmente, estamos trabajando en dar charlas a estudiantes de otros países y recibiendo a docentes internacionales para enriquecer la experiencia educativa de nuestros alumnos.
En resumen, ser parte de Santo Tomás no solo ha sido una carrera profesional sino una vocación cumplida. Mi trabajo contribuye a la felicidad de los estudiantes y a su éxito laboral, y ver cómo crecen y se desarrollan me llena de orgullo y satisfacción. La misión de formar profesionales capacitados y éticos es un compromiso que asumo con alegría y responsabilidad.