Mi historia es bastante peculiar. En el año 2003, recién regresaba del extranjero donde trabajaba en el campo del turismo y la gastronomía. Como es común en este campo, los jóvenes buscamos oportunidades fuera de nuestras fronteras. En ese momento, me encontraba en una encrucijada, con 24 años, sin saber si volverme a embarcar en Puerto Rico o quedarme en Chile. Fue entonces cuando un amigo que trabajaba en Santo Tomás Concepción me comentó sobre un proyecto para consolidar la carrera de gastronomía que ya estaba en marcha. En ese momento, en Chile había muy pocas escuelas de gastronomía y turismo, lo que lo convertía en un desafío atractivo. Tomé la oportunidad y fui a una entrevista en Puerto Montt, donde encontré un proyecto fascinante. Así es como me uní como Jefe de Carrera a la sede de Gastronomía en Concepción, formando parte de un proyecto que abarcaba tres sedes en total: Concepción, Santiago y Puerto Montt.
Durante este tiempo, se estableció una cultura de trabajo centrada en las regiones y en la colaboración con los territorios. Esta mentalidad ha sido fundamental en el desarrollo del proyecto del área. Nos enfocamos en trabajar con las gastronomías regionales y el turismo local, buscando fusionar la riqueza de la gastronomía chilena y regional con la esencia de los pueblos locales. Comenzamos en un mercado altamente competitivo, con instituciones de larga trayectoria, pero llevamos nuestro proyecto desde las regiones hacia la capital. Este enfoque no solo fue institucional, sino también tuvo un impacto a nivel del sistema y la industria turística y gastronómica, generando un verdadero auge.
Creo que lo más destacado de nuestro trabajo como área ha sido el cambio en la percepción del turismo y la inserción de nuestros egresados en un mundo laboral complejo pero atractivo. Nuestros titulados ahora lideran cocinas de alto nivel, se perfeccionan en el extranjero y trabajan en hoteles y empresas turísticas.
Al principio, no había tanto orgullo por representar a una región y mostrar sus particularidades al resto del país. Sin embargo, hoy en día, nuestros egresados transmiten con orgullo su origen y comparten su cultura en el entorno laboral. Este aprecio por su tierra y sus raíces se refleja en su desempeño profesional.
Más allá del crecimiento y expansión de Santo Tomás en cada una de las regiones, lo que destaco es la consolidación de un proyecto académico sólido y serio. En cada sede, se percibe el compromiso con la academia, desde los jefes de carrera hasta la plana directiva, demostrando el valor de quienes forman parte de esta institución.
Como Santo Tomás, siempre tendremos espacio para crecer y expandirnos. Sin embargo, el valor que más podemos aportar es el compromiso de hacerlo cada vez mejor. Cada día, buscamos llevar a las aulas y a toda la comunidad lo que está sucediendo en el mundo, enriqueciendo la formación de nuestros estudiantes. Hemos contribuido significativamente al país y a las regiones, y ahora nos enfocamos en consolidar y mejorar continuamente en cada una de las áreas académicas. Es así como proyectamos nuestro camino hacia el futuro.