Soy haitiano y he vivido en Chile, específicamente en Valdivia, Región de los Ríos, durante cinco años. En estos años, me he convertido en un valdiviano de corazón y he pasado alrededor de cuatro años estudiando en la Universidad Santo Tomás. Mi trayectoria académica comenzó en 2020 cuando me gradué como técnico-jurídico, y actualmente me encuentro en mi primer año de la carrera de Derecho.
Mi decisión de estudiar en Santo Tomás fue motivada por varias razones. En ese momento, no contaba con la documentación completa, solo tenía una ampliación de mi visa. Tenía tres opciones de carrera: comunicación, psicología o derecho. Al consultar en varias universidades, me encontré con obstáculos debido a mi situación documental. Fue a través de un amigo que conocí Santo Tomás, y al llegar allí, recibí la información de que podría ingresar mientras estaba en trámite. Esta oportunidad me permitió continuar con mi objetivo de seguir estudiando.
Mi llegada a Chile y la decisión de estudiar estuvieron fuertemente influenciadas por mi situación familiar en Haití. Perdí a mi hermano mayor, y esa pérdida marcó un punto de inflexión en mi vida. Decidí emigrar a Chile con el propósito de estudiar y, en 2018, después de superar algunos desafíos, logré comenzar mi educación universitaria en Santo Tomás.
La elección de estudiar Derecho tuvo dos razones fundamentales. En primer lugar, siempre he sentido una inclinación hacia el estudio del Derecho, pero no pude hacerlo en Haití debido a la situación del país. En segundo lugar, vi en la carrera de Derecho una oportunidad para actuar como un puente entre la comunidad haitiana y la sociedad chilena. El Derecho, con su lenguaje específico, me ofrecía la posibilidad de ser un mediador entre dos culturas distintas.
A lo largo de mi experiencia en Santo Tomás, he enfrentado desafíos relacionados con el idioma, ya que llegué sin conocer completamente el español. La ayuda brindada por profesores y compañeros fue esencial para superar estas barreras. A veces, traducía material en francés para comprenderlo mejor y luego lo aplicaba en mis estudios.
Además de mi trayectoria académica, he emprendido un camino empresarial. Después de una tarea asignada por un profesor que consistía en crear un negocio en un día, decidí llevar ese proyecto a la vida real. Con esfuerzo y utilizando retiros de AFP y bonos, establecí una panadería que, a pesar de los desafíos iniciales, ha prosperado y cuenta con una creciente clientela.
Mi vida ha sido una serie de desafíos personales, y la innovación se ha convertido en una parte natural de mi enfoque para superar obstáculos. A pesar de las dificultades, siempre he buscado crear algo significativo para darle sentido a mi vida.
Me visualizo en un futuro brillante, no solo como un ejemplo motivador para mi comunidad, sino para todos. Mi deseo es transmitir al mundo que, independientemente de las adversidades, se puede avanzar y alcanzar grandes metas. Creo en la importancia de la educación como un salvador para cualquier persona, y mi aspiración es contribuir a cambiar la realidad de mi país.
La Universidad Santo Tomás se ha convertido en mi familia en Chile. Gracias a ella, he establecido conexiones valiosas y he experimentado un ambiente de apoyo y solidaridad. Considero que Santo Tomás ha contribuido significativamente a mi vida, y me veo enseñando en la universidad en el futuro como una forma de retribuir y seguir vinculado con esta institución que ha sido clave en mi desarrollo.
Mi mensaje para cualquier persona que esta entrevista en el futuro es que no se den por vencidos por ninguna razón. No hay excusas para abandonar los sueños, y con esfuerzo y determinación, los sueños pueden hacerse realidad. Independientemente de las circunstancias de vida, creo firmemente que se puede superar cualquier obstáculo. La educación es un poderoso salvador, y animo a los jóvenes a creer en sí mismos y a perseguir sus metas. Sí se puede, y si yo puedo, ustedes también pueden.