Para mí, la presencia de las mujeres en roles de liderazgo es crucial, especialmente en el ámbito universitario y de la educación superior. A pesar de que en la base de la pirámide educativa vemos una representación equitativa de mujeres, es sorprendente cómo, a medida que ascendemos hacia los cargos de mayor poder, la presencia femenina disminuye. Creo firmemente que las mujeres aportan una perspectiva única y enriquecedora a la toma de decisiones. Nuestra capacidad para abordar sesgos inconscientes y nuestra sensibilidad ante temas que quizás pasan desapercibidos para los hombres son valiosas contribuciones al mundo académico.
Considero que formo parte de una generación cuyo rol es avanzar en esta igualdad de representación, al igual que lo hicieron nuestras madres, y será responsabilidad de las generaciones futuras continuar con este proceso. Este cambio es gradual, pero ocupar estos espacios de liderazgo es fundamental para abrir oportunidades a las mujeres y a otras diversidades que nos siguen.
Mi llegada a Santo Tomás fue reveladora, pues encontré una institución estrechamente conectada con Chile en su totalidad. Previo a asumir como rectora, recorrí todas las sedes del país, me reuní con académicos, académicas, rectores y rectoras, además de visitar hospitales y comunidades. Lo que descubrí fue una conexión práctica con la realidad de los habitantes del país, a diferencia de otras instituciones que pueden estar centralizadas en una ciudad específica. La diversidad cultural y las necesidades regionales de nuestros estudiantes enriquecen enormemente nuestro proyecto educativo.
Me di cuenta de que Santo Tomás representa no solo una oportunidad de progreso educativo, sino también un proyecto arraigado en valores. Estos valores reflejan a una sociedad chilena con la cual la elite a menudo no está conectada. Al conversar con los estudiantes, comprendí que sus aspiraciones están alineadas con el deseo de contribuir al progreso de Chile y mejorar sus propias vidas y las de sus familias, una ambición más realista y centrada en el bienestar que la fantasía de roles gerenciales.
La gratuidad total para los estudiantes de Santo Tomás fue un logro significativo. El legislador reconoció la importancia de este tipo de instituciones y tomó decisiones estratégicas que respaldan el acceso a la educación superior. Aunque enfrentamos desafíos y cambios significativos, el equipo estaba preparado para hacer frente a estos retos. El enfoque en el esfuerzo conjunto, la cohesión y el trabajo arduo resultaron en avances notables en poco tiempo.
La pandemia fue un periodo de prueba para nuestros valores. Mantuvimos a los estudiantes en el centro de todas las decisiones, lo que nos llevó a tomar medidas inmediatas para mejorar su experiencia académica en un entorno virtual. Esta crisis reafirmó la importancia de poner a los estudiantes al frente de nuestras preocupaciones y tomar decisiones que beneficien directamente a su bienestar.
Personalmente, Santo Tomás me ha permitido ser una mejor persona al ofrecerme la oportunidad de mirar más allá de mí misma y centrarme en mejorar la vida de los demás. Al interactuar con estudiantes de diversas regiones, he comprendido la importancia de nuestro trabajo y cómo nuestras acciones impactan directamente en la vida de quienes buscamos educar y empoderar.