Bueno, hice una entrevista sin ser completamente consciente de qué se trataba o a qué estaba postulando, En ese momento, me encontré frente a una pregunta que cambió mi perspectiva sobre el proyecto en el que trabajaba y me llevó a considerar una nueva oportunidad en el proyecto Santo Tomás.
La persona que me entrevistó, familiarizada con otros colegas que habían pasado por el mismo proceso, me preguntó directamente: “¿Por qué dejarías el proyecto en el que te encuentras actualmente para unirte a Santo Tomás?” Mi respuesta fue concisa pero reflexiva. Expresé que la razón principal radicaba en que ambos proyectos atendían al mismo segmento de estudiantes con necesidades, iniciativas y características similares.
¿Por qué elegir un proyecto como Santo Tomás? Porque al final, estamos trabajando con las mismas personas. En la formación técnica y profesional, a diferencia de la universidad, no hay pruebas de acceso complicadas; solo se requiere haber rendido la enseñanza media, entre otras cosas. En un contexto cada vez más regulado y en procesos de acreditación, surge la pregunta crucial: ¿Cómo nos hacemos cargo de las necesidades de los estudiantes y de su capacidad al no tener restricciones en el acceso? Creemos en generar oportunidades para todos, acogiendo a cada persona y haciéndonos cargo de sus necesidades desde el principio.
Desde un cambio de paradigma, no es solo responsabilidad del alumno tener éxito; es una responsabilidad compartida con la institución. Nos esforzamos por identificar las diferentes necesidades desde el inicio, a través de diagnósticos, entrevistas con profesores y sistemas predictivos. Queremos diseñar un plan de apoyo y acompañamiento desde el comienzo, no solo para tener éxito aquí, sino también para enfrentar el mundo laboral y acceder al trabajo en el futuro.
Santo Tomás se distingue por acoger a los estudiantes, haciéndonos cargo de sus necesidades de manera plural y respondiendo a sus demandas. El currículum, la pertinencia, el perfil y la capacitación de los profesores, así como su conexión con el mundo laboral, son aspectos fundamentales. Pero también nos centramos en el desarrollo integral de los estudiantes, no solo en términos cognitivos y disciplinares, sino también en aspectos de personalidad y habilidades personales.
Nuestra tarea es proporcionar herramientas para que los alumnos desarrollen una mayor conciencia de sí mismos, conozcan sus capacidades y debilidades, y adquieran competencias para la vida. Buscamos promover la grandeza que surge de la autoestima, la superación, el rigor y el compañerismo. Creemos que la educación superior es la clave para experimentar un desarrollo personal impresionante y brindar a las personas la libertad de tener opciones fundamentadas.
En el contexto técnico-profesional, hemos adoptado el marco de cualificaciones técnico-profesionales y los marcos sectoriales, avanzando en su implementación y participando activamente en mesas técnicas con el sector público y privado. Estamos comprometidos con la pertinencia de nuestras carreras, validadas con empleadores y egresados, y trabajamos en un observatorio laboral para anticipar y abordar las brechas en el mercado.
La acreditación es una condición indispensable para nosotros, no solo como un logro, sino como una herramienta para acceder a la gratuidad y apoyar a nuestros estudiantes. El camino hacia la acreditación fue desafiante, pero lo enfrentamos con resiliencia y compromiso, mejorando constantemente. Superamos obstáculos, nos autocriticamos y buscamos siempre hacerlo un poco mejor.
Hemos logrado integrar y articular los diferentes niveles educativos, desde estudiantes de enseñanza media técnico-profesional hasta carreras profesionales y universitarias. Esta articulación, inicialmente vista como un desafío, ahora es una realidad tangible que fortalece nuestra identidad institucional.
Ver a los estudiantes día a día es revelador. Durante diez años, compartimos espacios con ellos, observamos su energía, ilusión y esfuerzo diario. Su cotidianidad nos proporciona una valiosa información sobre sus vidas y sus desafíos. Estar en contacto constante nos ha enseñado a leer entre líneas, a comprender sus necesidades y a integrar esa información en nuestra labor diaria.
La transformación y adaptación a un entorno incierto y dinámico son esenciales. La flexibilidad y la capacidad de vivir en la incertidumbre son competencias fundamentales. Nos enfrentamos a hitos inesperados, como guerras, pandemias y cambios sociales, y debemos preparar a nuestros estudiantes para afrontar estos desafíos. La educación superior desempeña un papel clave en este proceso, proporcionando las herramientas y habilidades necesarias.
El proceso de cambio y mejora ha sido gradual, pero constante. Hemos priorizado aspectos clave y trabajado en conjunto para alcanzar nuestros objetivos. La resiliencia, el compromiso y la autocrítica han sido fundamentales. La experiencia nos ha permitido construir un sentido de identidad y orgullo, traspasando límites y demostrando que en la formación técnica y profesional también se pueden lograr resultados excepcionales.
Mirar hacia atrás y ver los logros obtenidos, como la articulación de programas, el reconocimiento de nuestras carreras y el respeto entre instituciones, genera una sensación de satisfacción y orgullo. Observar a los alumnos, jóvenes llenos de energía y sueños, construyendo sus vidas, es emocionante. Su entusiasmo y dedicación nos recuerdan constantemente la importancia de nuestra labor y el impacto que tenemos en sus vidas. La educación superior es un camino fascinante y en constante evolución, y estoy agradecido por ser parte de este proceso.