Mi trayectoria en Santo Tomás comenzó hace muchos años de manera inesperada. Postulé a la Fundación Opus (Vitter) a través del Mercurio, y mi currículum llamó la atención en casa matriz. Este hecho marcó el inicio de mi viaje en la institución, donde inicialmente reemplacé a la jefa personal. A lo largo del tiempo, he desempeñado roles diversos, desde pre y posnatal hasta contabilidad, y finalmente, he encontrado mi pasión en el área de proyectos.
Lo que más me fascina de mi trabajo actual es el contacto directo con los estudiantes y cómo cada miembro de esta gran familia aporta para que ellos alcancen sus sueños. Contribuir, aunque sea con un pequeño grano de arena, para que los demás progresen es algo que llena mi alma de alegría. Recientemente me enteré de que soy la más antigua en casa matriz, un hecho que me llena de orgullo, considerando los desafíos superados y el largo camino recorrido.
Cuando llegué por primera vez a esta institución, en Biarritz 1970, el edificio estaba en pleno funcionamiento. Desde entonces, hemos cambiado de ubicación varias veces, transitando por lugares como Agustinas y Hamburgo, hasta mi actual ubicación en Ejército. Esta relación con Santo Tomás es fundamental, ya que los proyectos que se ganan tienen un impacto directo en los alumnos, siendo ellos los verdaderos beneficiarios finales.
El sentido profundo de nuestra labor es lo que hace que trabajar aquí sea tan significativo para mí. No estamos creando objetos tangibles como zapatos o carteras, sino que estamos transformando vidas. Este enfoque en la educación y los valores es algo que considero esencial. En Santo Tomás, se fomenta el compañerismo y la hermandad, algo que se hereda y se refleja en cada familia vinculada a la institución.
Trabajar en Santo Tomás no solo ha sido un medio para sostener a mi familia, sino también para generar proyectos que involucran su educación. Creo firmemente que la educación y los valores transmitidos son fundamentales en la formación de una persona. La cordialidad y el ambiente que se vive aquí son aspectos que, para mí, son normales pero que impactan positivamente a quienes llegan de otras instituciones.
A pesar de los años, aún siento una gran motivación y fuerza para seguir contribuyendo en Santo Tomás, siempre y cuando la salud me acompañe. Observo el continuo crecimiento de la institución y la importancia que se le da al enfoque en los alumnos. Mi compromiso es seguir trabajando para el bienestar de los demás, contribuyendo a una forma de vida que valore la educación y el servicio a los demás. Así, mi deseo es continuar siendo parte de este camino durante mucho tiempo más.